He aquí mi relato:
Lluvia seca
Ese día June había salido de su casa sin saber bien que andaba buscando. Tal vez una voz cálida, un poco de compañía o por lo menos alguien con quién intercambiar algunas palabras.
Sus expectativas se esfumaron, las calles estaban poblada por seres enajenados quienes pulsaban compulsivamente las diferentes versiones de sus aparatos electrónicos.
De pronto se vio defendiéndose de los codazos y empujones que le propinaban las personas que pasaban a su lado. "Seguramente van apuradas buscando un lugar donde puedan manipular sus teléfonos o sus computadoras"- pensó June.
Le entristecía saber que poco a poco se habían ido muriendo las conversaciones y las palabras dichas cara a cara.
Si alguien quería decir algo a otro, le mandaba un mensaje electrónico lleno de esos extraños símbolos que se habían inventado para sustituir las palabras.
Si alguien quería decir algo a otro, le mandaba un mensaje electrónico lleno de esos extraños símbolos que se habían inventado para sustituir las palabras.
El amor había pasado a la historia, ya no existía el contacto humano. Incluso el sexo se hacía vía internet y la población infantil era casi nula.
June se sentía como un bicho raro, ya que se había sustraído a la comunicación electrónica. Pasaba largas horas leyendo, y a veces buscaba los pocos lugares verdes que habían logrado subsistir en medio de tanto asfalto.
Se sentó a la orilla de un pequeño charco, que presumía el nombre de "Lago Gee". Sacó un libro de su bolso, y se dispuso a leer.
Antes de comenzar pensó: "bueno, a mi manera, yo también me evado".
Antes de comenzar pensó: "bueno, a mi manera, yo también me evado".
Súbitamente sintió que algo ensombrecía las páginas de su libro y levantó la vista, efectívamente, una gran nube negra no sólo tapaba su libro sino tambien el sol, que segundos antes lucía espléndido.
Fuertes relámpagos comenzaron a rasgar el cielo. Pero en lugar de la lluvia habitual, comenzaron a caer pequeñas piedrecillas, que lastimaban los brazos, las piernas y la espalda de June.
La gente comenzó a correr despavorida y June, llena de terror, corrió con la multitud.
La gente comenzó a correr despavorida y June, llena de terror, corrió con la multitud.
Se sintió arrastrada hacia un edificio y al entrar en él tropezó cayendo de bruces bajo la escalera del inmueble.
Cuando despertó, lo primero que sintió fue un fuerte dolor de cabeza, tenía un golpe en la sien izquierda y sólo podía voltea del lado derecho. Al hacerlo vio a una mujer, parecía estar inconsciente.
Cuando se sintió un poco mejor, hizo un gran esfuerzo y se incorporó para reanimar a la mujer.
Comenzó a darle pequeños golpecitos en las mejillas.
- Señora, señora, ¡despierte! - La mujer y otras personas que yacían a su alrededor despertaron extrañadas al oír su voz. Asustadas se levantaron de prisa y corrieron a la salida, pero se detuvieron en la puerta (tal vez recordaron de pronto la lluvia de piedrecillas). Hasta ese momento June se dio cuenta de que afuera reinaba el silencio, ¡ya no caía aquella indeseada lluvia!
Ella a su vez se levantó y sintiéndose aún mareada salió a la calle.
Afuera todo era un caos. La gente sacudía sus aparatos electrónicos y pulsaba sus teléfonos tratando de ponerlos en marcha, pero al parecer... estaban muertos.
Las pequeñas piedras se habían disuelto convirtiéndose en arena y el cielo volvía a lucir despejado. Parecía como si nunca hubiese caído tormenta alguna.
Pasaron los día y la energía no regresaba.
June recordó que cierta vez leyó la teoría de qué, algún día, podría ocurrir una catástrofe de terribles proporciones y el planeta entero se quedaría sin energía. "Creo que ese día llegó"- se dijo.
Mientras pensaba esto escuchó un llanto desgarrador y, al voltear, vio a un hombre que estaba de rodillas abrazando su teléfono móvil, a su rostro asomaba un terrible sufrimiento; su boca comenzó a formar un círculo y, desde el fondo de su ser, salió un pequeño sonido que poco a poco se fue haciendo más audible:
- ¡P..or...p...or f...a vor!
La chica se sorprendió, ya que nunca había visto alguna manifestación emocional, y hacía mucho, muchísimo tiempo que no escuchaba hablar a nadie. Luego se conmovió ante tal sufrimiento y... de pronto tuvo la certeza de que revivirían las palabras: ¡las queridas palabras!.
"Tal vez todo este caos y esta terrible tragedia haya tenido un fin: "El hacer que sobreviva la comunicación humana" - pensó June.
Y una gran sonrisa asomó a sus labios.
DK
Cuando despertó, lo primero que sintió fue un fuerte dolor de cabeza, tenía un golpe en la sien izquierda y sólo podía voltea del lado derecho. Al hacerlo vio a una mujer, parecía estar inconsciente.
Cuando se sintió un poco mejor, hizo un gran esfuerzo y se incorporó para reanimar a la mujer.
Comenzó a darle pequeños golpecitos en las mejillas.
- Señora, señora, ¡despierte! - La mujer y otras personas que yacían a su alrededor despertaron extrañadas al oír su voz. Asustadas se levantaron de prisa y corrieron a la salida, pero se detuvieron en la puerta (tal vez recordaron de pronto la lluvia de piedrecillas). Hasta ese momento June se dio cuenta de que afuera reinaba el silencio, ¡ya no caía aquella indeseada lluvia!
Ella a su vez se levantó y sintiéndose aún mareada salió a la calle.
Afuera todo era un caos. La gente sacudía sus aparatos electrónicos y pulsaba sus teléfonos tratando de ponerlos en marcha, pero al parecer... estaban muertos.
Las pequeñas piedras se habían disuelto convirtiéndose en arena y el cielo volvía a lucir despejado. Parecía como si nunca hubiese caído tormenta alguna.
Pasaron los día y la energía no regresaba.
June recordó que cierta vez leyó la teoría de qué, algún día, podría ocurrir una catástrofe de terribles proporciones y el planeta entero se quedaría sin energía. "Creo que ese día llegó"- se dijo.
Mientras pensaba esto escuchó un llanto desgarrador y, al voltear, vio a un hombre que estaba de rodillas abrazando su teléfono móvil, a su rostro asomaba un terrible sufrimiento; su boca comenzó a formar un círculo y, desde el fondo de su ser, salió un pequeño sonido que poco a poco se fue haciendo más audible:
- ¡P..or...p...or f...a vor!
La chica se sorprendió, ya que nunca había visto alguna manifestación emocional, y hacía mucho, muchísimo tiempo que no escuchaba hablar a nadie. Luego se conmovió ante tal sufrimiento y... de pronto tuvo la certeza de que revivirían las palabras: ¡las queridas palabras!.
"Tal vez todo este caos y esta terrible tragedia haya tenido un fin: "El hacer que sobreviva la comunicación humana" - pensó June.
Y una gran sonrisa asomó a sus labios.
DK
Eres buena en todo lo que escribes... Dios mio me quedo sin laptop y mmm lo pienso y ¡que horrible! mejor ni lo pienso jajajaja porque me afecta. Este relato es muy original =)
ResponderEliminarKass: Tal vez este relato está inspirado en mi preocupación, ya que a veces noto el grado de enajenación en que caen algunas personas ante sus aparatos electrónicos.
EliminarGracias por leerme: Doña Ku
Me ha gustado, no me lo esperaba el final le has dado u n giro muy bueno.enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarJl: Agradezco tu presencia en mi blog, me gusta saberte por aquí, y tambien me gusta tu vocación por escribir. Que nunca decaiga tu entusiasmo por las letras.
EliminarUn abrazo: Doña Ku
Tu futuro esta empezando a cumplirse, vivo frente a un instituto, y todos salen marcando su movil.
ResponderEliminarMarcos: Por lo menos yo, vengo de una generación en que no existían todos estos modernos artilugios para comunicarnos, y pienso que nos comunicábamos más.
EliminarCreo que mi relato no está muy alejado de lo que pudiera suceder en el futuro.
Gracias, amigo: Doña Ku
Me ha encantado la historia y como ha cambiado el final en un final con esperanza para el mundo y para las palabras!!!
ResponderEliminarFelicidades!!!!
Un abrazo!!
Bueno Raquel, dicen que la esperanza muere al último.
EliminarUn abrazo también para ti: Doña Ku
Eso mismo es lo que esta pasando, la gente ya no tiene contacto mas que por aparatejos. Que pena penita pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bien amada: Llevas razón, pero tu y yo sabemos cuan precioso es tener una charla con un cafecito de por medio.
EliminarPienso que si viviésemos cerca, podríamos reunirnos a externar nuestros pensamientos con una plática llena de buenas anécdotas, cual debe de ser.
Saludos con cariño: Doña Ku
¡Siiiiiii! ¿Te imaginas lo fabuloso que sería? Algún día quizás.
EliminarUn abrazo
Cada vez estamos más cerca de las predicciones de G. Orwell, querida tía. Como siempre, estupendo relato. Gracias por compartir.
ResponderEliminarDarío: Creo que todavía tu generación la pasó bien. Tal vez jugando en la calle (como mis hijos), hablando de cosas placenteras para un chico o una chica. Comiendo los domingos en familia, donde se platicaba de cosas trascendentales o no; a veces hasta recibiendo regaños, pero al final contentos.
ResponderEliminarNo creo que entonces hayan necesitado laptop, tablet, teléfono o cualquiér otro aparato, para hacerse oír. Ni eran infelices porque no los tenían.
La necesidad por estos artefactos la ha creado el hombre, que tarde o temprano se tropieza con sus propios pies.
Tu presencia en mi blog, siempre me provoca una gran sonrisa: Doña Ku
Así es tía. Mi padre (sabio a su manera) hace unos diez años predijo con Noam Chomsky que toda esta tecnología iba a colapsar algún día. y mira todo el lío que se está formando hoy, hasta el punto que algunos ya están desempolvando sus viejas máquinas de escribir. Por si acaso, yo tengo en mi biblioteca mi vieja y amada "Underwood".
EliminarXD, si pasara eso de verdad más de uno se pegaba un tiro.
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