UN AÑO DE BENDICIONES

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PARA TODOS

martes, 27 de agosto de 2013

La sed V

La sed

Capítulo V

                                                              
 
 
Se recortó en el umbral la figura del  mismo hombre que me había llevado ahí con lujo de fuerza.
Su rostro era duro e inexpresivo. El olor a mugre y alcohol llenó mis fosas nasales y di dos pasos atrás, pero él me tomó del brazo sin miramiento alguno.
 
-¡Camina!- ordenó y comenzamos a avanzar por un estrecho y mal iluminado pasillo.
 
En contraste, el sitio al que entramos estaba profusamente iluminado, tanto, que me costó trabajo enfocar el entorno.
Cuando pude ver con claridad supe que era un dormitorio.
Se veía bastante ostentoso y estaba estaba lleno de objetos de mal gusto, en donde predominaban los colores oro y negro.
Y ahí, frente a mí, estaba el causante de todos mis dolores:
Recordaba muy bien su alta y pesada figura en la que se 
destacaba su abultado vientre. Tenía ojos pequeños pero, al verlos, una podía sentir ese miedo que se puede tener frente a un depredador.
Su bigote bien recortado denotaba que trataba de lucir lo mejor posible, aunque no podía disimular que era de extracción humilde, por lo que (después lo supe) se sentía humillado, y trataba, a su vez, de humillar a las personas que tenían facciones parecidas a las suyas.
Vestía pantalones de casimir y una camisa  que parecía fina; sus botas estaban relucientes. Luego me enteré que era muy exigente respecto a su apariencia.
Junto a él había una muchacha de aspecto vulgar y provocativamente vestida.
No era fea, pero el exceso de maquillaje la hacía ver como una prostituta. Parecía estar molesta y me lanzaba miradas de odio.
- Hola chula,¿te han tratado bien?- dijo, mientras se sentaba en una silla cuyo alto respaldo tenía grabadas las letras MC.
Asentí con la cabeza y en seguida comencé a abogar por tu papá.
-Don Maurilio, yo vine para hablar con usted, porque encarcelaron injustamente a Darío Aguilar, mi marido. yo le puedo asegu...
- ¡Silencio, frente a mí no se habla más que de lo que yo ordeno!- Y sus ojos lanzaron furiosos destellos que me congelaron hasta el alma - tú te olvidas del tal Darío y, de paso, conservas la vida. De lo contrario, mando buscar al resto de tu familia y... no creo que la pasen muy bien.
Al comprender la amenaza que contenían sus palabras, supe que había cometido el error más grande de mi vida, ¡estaba en la boca del lobo!
Nunca había sentido un odio tan grande por nadie, ni siquiera por tu abuela, que me siempre trató de hacerme la vida difícil.
Me di cuenta de que no le importó verme llorar pues se volvió hacia la mujer que lo acompañaba y le dijo:
- ¡Vete Lala!- volviéndose le indicó a su guardián: -Juancho, ¡llévatela, pero ya!-ordenó tronando los dedos.
-Maury, ¡tú me dijistes que nunca me ibas a cambiar por nadie!- la chica dio una patadita en el suelo y comenzó a llorar.
Maurilio le dio una bofetada.
-Llévensela de inmediato! ordenó encolerizado.
El guardia la sacó a empellones y sin miramiento alguno. Ella todavía lanzó una mirada esperanzada a Maurilio y una llena de odio para mí.
Yo estaba paralizada, al comprender el contenido de las palabras de Lala me llené de terror.
No quiero relatarte los detalles de lo que pasó a continuación.
De hecho, he tratado de borrar de mi mente los acontecimientos de todas esas noches que me llenaron de asco y humillación.
Tal vez hubiera muerto hace mucho tiempo, porque no podía disimular mi aversión a él. Por lo que recibía golpes y largos encierros, de los que salía cada vez más delgada y enferma.
Pero pensaba en ti y en tu papá; me decía que tarde o temprano escaparía y los volvería a ver.
En esos días Maurilio comenzó a lanzar su candidatura para Presidente Municipal. Un tipo, que decía que era abogado, le hacía sus discursos, pero eran muy malos, parecían no tener´pies ni cabeza.
Yo se lo dije y reescribí algunos, dejando asombrado a "La bestia", como secretamente le llamé.
Fue cuando cambió su manera de tratarme, hasta noté que sentía respeto por mí, y ya no intentaba forzarme a tener sexo con él.
Me mandó comprar ropa y zapatos, hizo que me peinara y maquillara. Y comenzó a decir que era su esposa, para cobrar prestigio frente a la opinión pública.
Acepté porque sabía que sus otras mujeres( porque tenía otras), vivían siempre encerradas y sin posibilidades de ir a ningún lado. A mí, como decía que era su esposa, me llevaría a las presentaciones de su campaña.
Y así fue, gracias a esto podía verte, mi tesoro, aunque fuera de lejos, y saber que estabas viva y bien.
La noche del 14 de marzo, cinco meses después de mi secuestro, La bestia me dijo que se haría una cena para recibir a Vinicio Rueda, un hombre muy importante que había llegado de parte del Gobierno del Estado.
Como de costumbre, me mandó al comedor, para que "pusiera un poco de orden", como él decía.
La verdad era que sus cocineras no sabía disponer bien la mesa. Tú sabes que en la casa de mis padres siempre comíamos con la mesa servida apropiadamente, así aprendí a disponerla y servirla.
Después de dejar todo listo para recibir a tan ilustre señor, me dispuse a subir para cambiarme y arreglarme.
Nunca sospeché que esa noche, comenzaría a vivir el terror.
 
(continua) 

2 comentarios:

  1. Cada entrega que haces es mas interesante que la anterior :))
    Besos y salud

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  2. Seguimos con el alma en vilo, pobre muchacha.

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