Paloma
(dos)
Entre las islas griegas, Santorini es una de las más hermosas, tiene forma de media luna y su playa de arena oscura es un indudable atractivo para quienes visitan este paradisiaco lugar. Si a esto le agregamos sus maravillosas puestas de sol, nadie puede dudar que es un lugar hecho para el amor.
La aristocrática residencia que Adriano mandó edificar en Thira, la capital, había sido construida con verdadero gusto y elegancia.
Cuando Paloma llegó a habitarla, Adriano le preguntó si deseaba cambiar algo y ella le contestó que sería una ociosidad tratar de romper con esa perfecta armonía.
Este era el marco para el extraño arreglo que se había establecido entre Adriano, Paloma y Carlo.
Al principio se sentía una atmósfera tensa, no desprovista de celos, y se inició una especie de competencia por la atención de Paloma.
Pero la chica supo establecer un equilibrio casi perfecto para demostrar su amor a cada uno de ellos, de manera que no sintieran que amaba más a uno que al otro.
Adriano tuvo que mandar construir una cama enorme, pues Paloma se negó a compartir el lecho alternadamente. “Eso daría lugar a que uno se sintiera desplazado. ¡No, no y no!”, concluyó.
Fue más difícil romper la resistencia de Luciana, que con su receloso mutismo dio a entender que de ninguna manera estaba de acuerdo con lo que calificó de “una mancha en el apellido Constantino “.
No obstante seguía dirigiendo la casa con la misma eficiencia. Pero manifestaba su desacuerdo mandando a Nira, su hija mayor, a servir la mesa o algún otro menester de carácter personal.
Nira siempre regresaba a contar, conteniendo la risa, algún anécdota del aquel trío. Y aunque nunca lo confesó, gracias a ellos, tenía uno que otro sueño erótico.
Con el tiempo se hizo rutinaria la vida en la mansión “Villa Constantino”.
Por la mañana, salían a correr los tres, luego desayunaban juntos y más tarde, Adriano salía rumbo a las oficinas de su empresa, Carlo iba a trabajar al restaurante de su padre , que esperaba resignado a que terminara lo que consideraba “un capriccio di mio figlio stupido”. Sin embargo no perdía oportunidad para calificarlo de “cornuti”, cada vez que la ocasión lo permitía. Pero a Carlo se le resbalaba toda insinuación, no sólo de su padre, sino también de algunos amigos, a los que él calificaba de “envidiosos”. “Ya quisieran tener, aunque fuese compartida, a una mujer como Paloma”, pensaba Carlo.
Mientras ellos estaban fuera, Paloma ensayaba. Las notas de su violín llenaban las paredes de la mansión y la hacían vibrar, como vibraban los tres moradores con ese amor extraño.
Un día Paloma dijo a Adriano:
- Recuerdas, amor, que un día te dije que no quería modificar nada de esta casa?
- Sí, ¿has cambiado de parecer?
- Pues si, he pensado que me gustaría darle un toque distinto al baño de nuestra recámara.
- ¿Quieres que te envié al decorador?- dijo Adriano complaciente.
- No, no lo necesito, ya verás como me las arreglo sola.
Y desde el siguiente día comenzó a llevar a cabo su idea.
Y después de casi un mes, dio por terminada su obra.
Esa noche esperó el regreso de sus hombres, ataviada con un espléndido vestido de color azul agua y luciendo unos hermosos pendientes regalo de Carlo, y una pulsera que le obsequiara Adriano.
Cuando ellos llegaron los recibió luciendo más bella que nunca.
- ¡Que hermosa sorpresa!- dijo Carlo, besándola efusivamente.
- Es verdad, mi preciosa- secundó Adriano , y también se acercó a abrazarla- ¿pero a que se debe tanta esplendidez?
- ¡ahhhh! pues es que he terminado la decoración de” nuestro baño”.
- Pues veámoslo- sugirió Adriano.
- No, no tan rápido, primero cenaremos, Luciana odiaría que se enfriara el magnífico moussaka y el no menos espléndido Gyros, que ha preparado. Aunque eso si, yo preparé el postre, espero que no quedar mal con el baklova.
- ¡Que te parece, nuestra españolita aprendiendo comida griega!- exclamó Adriano divertido.
- No diré nada hasta probar sus “experimentos”, jajajajajaja- contestó Carlo, mientras percibía una mueca graciosa en el rostro de Paloma.
La cena transcurrió entre risas y comentarios locales. Carlo les habló de su proyecto de abrir un restaurante propio en Parika, una isla cercana a Santorini.
- ¡Ay amor, estarías mucho tiempo lejos de casa!- exclamó Paloma un tanto contrariada.
- Pues sí, amore, pero no me gustaría hacerle la competencia a mi padre en esta isla- dijo Carlo, algo afligido.
- Bueno, no es para tanto, yo tengo una casa en Parika, no es tan grande como esta, pero serviría, podríamos ir allá una o dos veces por semana – informó Adriano.
- ¿ De verdad amor?, ¡eso sería maravilloso!
- Pero hoy no es día de hablar de trabajo- dijo Paloma, mientras servía el postre- sino de que le den el visto bueno a mi obra maestra.
- ¡Umhh!, pues sí, el baklova es toda una obra maestra – dijo Carlo, mientras saboreaba el postre.
- ¡No, tontito, no!, me refiero al nuestro baño- dijo, riendo divertida.
- Vayamos ya, ¿a que esperamos? – sugirió Adriano.
Los dos abrieron los ojos sorprendidos. El cuarto de baño parecía un espacio abierto bajo un cielo limpido, ocupado apenas por unas placenteras nubes.
Paloma se las había ingeniado para dar a la paredes una idea de lejanía, en ellas se juntaban el cielo y el mar. Luego más cerca, la suave arena albergaba algunas espumosas olas.
Pero lo que más llamaba la atención era que, en un arranque de genialidad, también había plasmado el fondo del océano, habitado por cientos de peces de colores inverosímiles y debajo de ellos surgía una alucinante, loca e indescriptible flora marina. De manera que quién se sumergiera en la bañera, tendría la impresión de estar dentro de un mar al que nadie había visitado.
- ¡Paloma, esto es ... genial y digno de ser admirado! – exclamó Adriano.
- Me quitaste las palabras, Adriano – afirmó Carlo – Estás llena de arte, mi bella, no sólo tocas divinamente el violín, sino que eres una consumada pintora, ¡te felicito!- dijo conmovido.
De pronto los tres se enlazaron en un apasionado abrazo y los besos no se hicieron esperar. No pudiendo sustraerse al ambiente marino, se despojaron de sus ropas y se sumergieron en ese placentero mundo.
Esa noche se escucharon muchos ayes y suspiros. La casa se llenó de tal atmósfera, que muchas parejas de los alrededores se contagiaron de erotismo y de amor.
La noticia de que Paloma estaba embarazada impelió a Carlo a llevar a cabo su proyecto de abrir su propio negocio. No quería que Paloma pensara que no aportaba lo suficiente para su manutención o para la del bebé.
Cuando se lo planteo a su padre, él sólo exclamó:
- Pobre cornutti, ni siquiera sabes si el bambino es tuyo-
- ¡Claro que es mío!- contestó Carlo, muy seguro de su paternidad.
En cuanto se inauguró el restaurante “ Il nido della paloma”, Adriano y Paloma viajaron constantemente hacia la isla de Parika.
Nada había que empañara la felicidad de aquel trío, se amaban, esperaban un hijo y prosperaban económicamente. Además habían superado los celos y los malos entendidos.
Las familias de los tres habían aceptado finalmente su estilo de vida y muy frecuentemente los visitaban, tanto en la mansión Constantino, como el restaurante de Carlo, donde se conmemoraban los cumpleaños y demás ocasiones especiales, tanto de los parientes, como los del enamorado trío.
El primero que notó un cambio extraño en la actitud de Paloma, fue Carlo y le preguntó a Adriano:
- ¿Sabes que le pasa a Paloma?, de pronto la noto triste y desmotivada – dijo, adoptando un tono confidencial.
- Ahora que lo dices, ¡es cierto! Ayer simplemente le dije que ya no la veía ensayar con el violín y que si pensaba aceptar la oferta que le habían hecho para tocar en el Teatro Goldoni, debería estudiar mucho.
Me contestó que ya no le entusiasmaba presentarse en ningún teatro, que llamaría al empresario y anularía el contrato.
Ya no le dije nada, pues pensé que estaba reaccionando así por su embarazo y de verdad deseo que esta sea la razón.
A partir de ese momento los dos se dieron a la tarea de no dejar sola a Paloma. Anulaban citas y delegaba responsabilidades, para poder acompañar a su amada. Ellos pensaban que en cuanto llegara el bebé, cambiaría de actitud.
Para alegrar a Paloma muy seguido iban de excursión a las islas que circundaban a la de Santorini y a la de Parika. En el barco de Adriano mejoraba su estado de ánimo. Parecía que Paloma nunca se llenaba con los paisajes que ofrecían las diferentes islas. Gracias a ello, comenzó a dibujar de nuevo.
Habían pasado una tarde estupenda en la isla de Mykonos. Por primera vez Paloma había vuelto a ser la misma mujer alegre y desenvuelta de siempre, de nuevo su hermoso rostro se iluminó con una gran sonrisa y, a pesar de su vientre prominente, se veía francamente hermosa.
Tanto Carlo, como Adriano, pensaron que su buen humor se debía a que sus anfitriones eran unos españoles que habían decidido residir en la isla. Tal vez la convivencia con sus paisanos había hecho el milagro de devolverle el buen humor.
El verla tan feliz, fue la causa por la que no pensaron en despedirse temprano.
Antonio, el dueño de la casa, insistió en que pasaran la noche en la isla, pero ellos no aceptaron el ofrecimiento y subieron al barco.
La noche era magnífica, el cielo se veía despejado y lleno de estrellas.
Pero súbitamente el tiempo cambió y densas nubes comenzaron a poblar el cielo, mientras el viento comenzó a soplar con fuerza.
Adriano, que llevaba el timón, gritó :-
¡Carlo, arrea las velas, viene una tempestad!
Él obedeció de inmediato, mientras decía:
-¡Paloma ven, no te separes de mí!
Las olas se alzaron de pronto, el barco se comenzó a balancear peligrosamente y la cubierta se llenó de agua. Carlo corrió a detener una soga que iba y venía como un chicote, barriendo con fuerza la superficie del barco.
- ¡CARLO, ¿ESTÁN BIEN?!- gritó Adriano lleno de preocupación. Para ese momento se encontraba completamente mojado y los brazos le dolían por el esfuerzo que estaba haciendo por controlar la nave.
De pronto vio frente a él el rostro aterrorizado de Carlo.
- ¡NO ENCUENTRO A PALOMA!-
- ¡DIOS!, ¿CÓMO QUE NO LA ENCUENTRAS, NO ESTABA CONTIGO?- y soltando el timón, corrió a buscarla.
A Carlo no le quedó otra que guiar la nave, pues se había ladeado bruscamente.
A partir de ese momento comenzaron a buscar a Paloma alternadamente.
Hubo un momento que Carlo tuvo que detener a Adriano, pues estuvo a punto de aventarse a las encrespadas olas.
- ¡NO, NO, NADA GANAS CON TIRARTE, PUEDES AHOGARTE Y DE TODOS MODOS NO LA ENCONTRARÍAS!- Los dos Tenían los rostros mojado por el mar y también por las lágrimas.
Pasaron horas y horas sobre cubierta. Un velo negro de duelo se abatió sobre ellos. No obstante no se dieron por vencidos. Se sumergieron varias veces en la salada agua, buceando lo más hondo que sus fuerzas les permitían. Pero no lograron encontrar a su mujer.
Los lugareños hablaron por mucho tiempo de la tragedia y visitaron furtivamente la “ Villa Constantino”. Aunque no había porque hacerlo con tanto sigilo; la casa que alguna vez fuera el feliz hogar de aquella extraña historia de amor, se encontraba vacía.
Adriano, no pudiendo soportar el dolor de no tener más a Paloma, había mandado cerrar la residencia. Mientras Carlo hizo lo mismo con su restaurante.
Y cada uno partió por rumbos diferentes. Tal vez pensaban que en algún lugar volverían a encontrar a "su Paloma".
Fin
Algunos, demasiados, jamás encuentran a su paloma...
ResponderEliminarBesos y salud
Genin: Tal vez nunca la buscaron o a lo mejor pasó a su lado y la dejaron ir.
EliminarGracias por visitarme siempre con la misma calidez.
Mi cariño sincero: Doña Ku
Que triste final, que trio más raro. Sinceramente no podría compartir de esa forma jeje.
ResponderEliminarBesos
Paty: De mi generación a esta han pasado muuuuuchas cosas. Gracias al internet, a las hijas y nietas de mis amigas, a mis vecinas y a los internautas en general, sé de "los matrimonios abiertos", de los swingers, de los bisexuales, de las mujeres y los hombres "open maine" (creo que así les dicen). Así que no creo que sea tan "raro" este trío...digo yo. Hay otras relaciones mucho más "raras", ¿no crees?
EliminarGracias por tu comentario.Un beso:Doña Ku
Hola Dora.
ResponderEliminarMe ha gustado leer la historia y el giro inesperado que le has dado al final, no me esperaba que Paloma desapareciera.
Pero no me ha gustado mucho que el trío se llevará tan bien y además ninguno de los dos hombres tuviera celos o se cuestionara de quién estaba embarazada realmente porque eso me hace sentir la historia poco real.
Me queda la intriga de por qué Paloma estaba algo triste y no quería tocar el violín!
Saludos :)
Nerea: Que bueno que te gustó la historia.
EliminarDejé entrever la tristeza de Paloma, para dejar pensando al lector dos cosas: 1.- que pensaba irse y dejar a sus hombres. 2.- Que tuvo la premonición de su muerte.
Conozco un caso de la vida real, donde en una reunión vi como el ex marido besaba la panza de su ex mujer enfrente del actual consorte, que sonreía feliz y encantado de la vida.
Luego supe que el bebé que esperaba la señora, era del ex. De todo hay en este mundo.
con mi cariño: Doña Ku
Estoy de acuerdo con patricia, no podria compartir, soy demasiado posesiva, celosa y demandante xP jejeje...pero...si que es muy misterioso...¿porque paloma estaba triste?, de verdad es raro...y eso de que desapareciera de la nada .__. aah para mi que se harto o aburrió y huyó de alguna manera XD o si es que sobrevivió decidió no regresar U.U esa mujer estaba loca...y ahora si como las Palomas se fué volando jejeje...
ResponderEliminarUn trío por una chica, si que estaban locos por ella.
Tu historia no dió rodeos, fue muy rápida y gráfica, eso si me encanto la descripción del baño, yo quiero uno asi <3, y bueno, gracias por la segunda parte Dora :)
Lunella: Si lees los comentarios que les hice a Patokata y a Nerea, tal vez encuentres explicación a tus preguntas.
EliminarEn cuanto al baño, a mi también me gustaría uno así.
Besito: Doña Ku
Tía Ku, finalmente pude sacar el tiempo para leer con deleite la segunda parte de tu historia tan "provocadora", todavía en estos tiempos que, aunque muy "informáticos", siguen siendo pacatos en muchos aspectos. Creo que el fin de la historia no podía ser otro. De alguna manera la relación de Paloma, de haber continuado,se hubiera ido erosionando respecto de uno de los dos hombres del trío, como pasó, por ejemplo, en el cuento extraordinario de los "sin cara" (de Marcel Schwob). Me gustó mucho tu relato, mi contadora de historias predilecta. Un besote, tía.
ResponderEliminarDarío: Esto de lo tríos se les da a los hombres cuando se trata de dos mujeres y un varón, pero no les gusta tanto cuando es al revés, bueno, eso es lo que he detectado.
EliminarPero en definitiva y después de ver algunas películas y series televisivas, me queda claro que mi relato es bastante light.
Ya me dio curiosidad por leer a Marcel Schwob y su "Sin cara", pues no lo conocía.
Gracias, porque siempre eres una inyección de ánimo, para mi decaimiento.
Te mando otro beso, querido sobrino-amigo: Doña Ku
Por fin la vida vuelve un poco a la normalidad y he podido pasar a leerte. La primera parte del realto era un hinno a la esperanza y a la felicidad; a no vivir por el que diran. Y esta segunda parte la tristeza y el desatino reinan en el relato. Me encanta que de unos mismos personajes se cuente lo bueno y lo malo, jajaja, no se si me explico bien,XD. En definitiva me ha encantado y lo que a mi me ha dado que pensar es en que cuando eres feliz y estas bien debes aprovechar sin importarte los prejuicios de los demas, nunca se sabe cuanto durara la felicidad; aunque siempre hay que tenber esperanza de que sea eterna...Besitos
ResponderEliminarCharo: Gracias por estar y que bueno que te gustó mi relato.
EliminarUn consejo: Si de pronto ves que tienes a la felicidad enfrente de ti (por cierto, en muy huidiza),¡agárrala por los pelos y no la dejes ir!
Saluditos: Doña Ku
Antes que nada gracias por pasarte por mi blog. Estuve leyendo tus relatos y debo reconocer que escribes bien, que consigues tenernos en tensión, esperando a ver que sucede. La historia de Paloma me conmovió, no solo por como termina si por lo efímera que es la felicidad.
ResponderEliminarMuchos besos