Inocentes

Inocentes

Aquí, en este muy particular rincón en que nos encontramos espío tu rostro tranquilo y concentrado, mientras, con las ricas inflexiones de tu voz, lees un deleitoso cuento de Chejov. Cae a tu frente un mechón de pelo oscuro y siento esa ternura que tenemos las mujeres por el amante, que en ratos se vuelve nuestro hijo, sin saber porqué. Me cuesta detener el impulso de darte un suave beso.
No sé que extraña mutación logramos los seres humanos para parecer inocentes después del sexo, nuestros cuerpos no denotan los momentos vividos momentos antes, cuando nos entregábamos al amor carnal, desnudos, apasionados y locos.
Ahora, vestidos del todo frente al calentador, parecemos dos niños incapaces de tocarse.
Comentamos a cerca de la lectura, tu opinión es contraria a la mía y nos enzarzamos en una acalorada discusión, que termina súbitamente con una juguetona sonrisa tuya y un : -tengo hambre-.
Te levantas y tomas mi mano para que te imite, me siento enojada y frustrada por que no ganó mi punto de vista, hago un gesto de negación, tú me sueltas y te diriges a la cocina.
El aroma de mi guiso predilecto hace que salive como can famélico, mi estómago me recuerda que solo ha recibido un frugal desayuno y al ver el reloj de la pared de la sala compruebo que han pasado casi 14 horas desde mi último alimento.
No puedo menos que reírme al verte salir con un delantal, un gorro improvisado y una fuente de ensalada, -my laidy, su cena está lista-, haces una cómica inclinación, -¿quiere comer sobre la alfombra o prefiere comer en la mesa, que está servida regiamente?.............Como su gentil persona desee-.
Comemos con mucho apetito, yo he olvidado completamente el motivo de mi enojo.
- Cariño, me debes una lectura- me dices mientras sirves una humeante taza de café.
Comienzo a leer, mientras se escucha un fondo muy suave de música de piano, sin duda es Lizt. Afuera la luz de las farolas iluminan a esta inocente pareja, que en cualquier momento pudiera dejar de serlo.
DK